miércoles, 5 de diciembre de 2012

Aquellas tardes de recuerdos...


Andaba una tarde fría de invierno , dónde el sol se ocultaba y el viento silbaba. El frío decidió inundarnos y quiso conquistarnos, tanto en cuerpo como en alma.
Aún recuerdo aquellas tardes semejantes en las que estábamos tú y yo tumbados en mi sofá, tapados con una manta, comiéndonos aquellas palomitas dulces, junto a la chimenea, frente a aquel televisor que reflejaba nuestra película favorita. También recuerdo que en las partes del beso, tú querías ser la protagonista y te girabas para besarme en los labios. No puedo olvidar que mis manos estaban sujetas por las tuyas y que nuestras piernas formaban una trenza. Toda aquello es lo único que pedía en una tarde de invierno, solo quería que estuviéramos tú y yo abrazados junto a la chimenea que nos proporcionaba el calor.
Qué recuerdos, nunca los olvidaré…
Cómo jode ver que el tiempo pasa por los dos, a pesar de que tú sigues casi tan hermosa como la última vez. Y digo “casi” porque ahora lo estás mucho más. Cómo jode darse cuenta que aquellas tardes solo son recuerdos del pasado, que ahora mismo en tu sofá solo está la silueta que marcabais juntos, en el televisor ya no está aquella imagen que sellaste con un beso y la llama de la chimenea se va apagando conforme te vas alejando de mí, no prende el mismo calor. Y lo que más me duele, me jode y me fastidia es saber que aquella silueta de la que antes hablé, en la que solo encajan nuestros cuerpos no puede ser ocupada por otra que no seas tú, porque nadie conseguirá encajar tanto conmigo como lo hiciste tú. Nadie conseguirá alcanzar que mi corazón llegue a la velocidad máxima con tan solo una mirada, que mis manos estén tan protegidas, que mis labios estén tan sellados y que en mi cara reine aquella sonrisa que tú conseguías sacarme.
Qué duro es empezar una vida desde cero, cuando te acostumbras a lo bueno, a la felicidad, a que el amor esté a tu favor o a que sonreír sea algo continuo, luego te cuesta empezar a aprender a sonreír, a volver a encontrar la felicidad en otra persona o que el amor te llegue igual de bien que el antiguo.
Por favor te lo digo, vuelve, vuelve a mi vida sea como sea. Quiero volver a compartir mi vida contigo, quiero volver a construir nuestro camino juntos y quiero sembrar contigo el árbol de la felicidad. Te lo repito, vuelve. Yo aún sigo y por siempre seguiré amándote. Te quiero.