miércoles, 21 de marzo de 2012

Historias pasadas, cuentos del futuro.

A veces miro al pasado y veo millones de imágenes en las que sonrío, vivo, disfruto y todo lo hago en compañía de mis queridos. Pero conforme vas creciendo te das cuenta de que te vas haciendo mayor y ya esas personas empiezan a necesitar tu ayuda.
Cuando pienso en diez años atrás recuerdo que empezaba a leer historias de valientes que luchaban contra dragones, o de príncipes que escalaban torres para ver a su amada. Historias en las que un hermano era lo más grande que podías tener, aquel estaba contigo tirando migas de pan para regresar y con el que entrarías en una casa de golosinas. Simples historias en las que lo pequeño era grande, lo grande era mágico y lo mágico se convertía en real, y no nos olvidemos de las historias en las que acababan mal. Como por ejemplo la mía, porque puede que yo sea valiente y que en vez de luchar con dragones luche contra la sociedad de hoy en día, que eso si que es duro... Esta simple sociedad en la que si eres feo y lo dejas pasar te atacarán con eso para toda la vida y si eres feo y te enfrentas a ella te tomarán como un loco por negar lo evidente. Que mi historia empezó hace 15 años y durará más del triple de lo vivido y que he sufrido duros golpes, dolorosas caídas y largas revanchas. He aguantado duros conflictos con mi conciencia y con mi sabiduría. Pero cuando aquel pequeño valiente se caía se levantaba para volver a intentarlo, y yo no voy a ser más pequeño que aquel valiente, yo me levantaré mil y una vez para volver a ser destruido y aprender de todas las caídas, porque lo que si sé que la vida está para vivirla y unas veces ganas y otras veces aprendes.
Quiero formar historias de amor con tan solo miradas nocturnas, y con aquellos juegos bajo las sábanas, pero ya no queda aquel valor en el que decía todo lo que pensaba, y va pasando el tiempo y yo no puedo olvidar todo lo vivido, aquel principio de cuento que acabó en la segunda página del libro debe seguir escribiéndose. Admítelo que ya no sientes lo mismo que antes, porque yo lo admito, yo no siento lo que antes, yo ahora lo siento el doble. Porque quiero beberte como si fueras mi Vodka de cada noche de luna llena o quiero tocarte como las palmas de cada flamenco. Y no lo niegues, que sé que de mí te has enamorado y no me puedes sacar de tu mente. No te lo pido, sino que te lo ruego, QUÉDATE CONMIGO. Déjame terminar el cuento hasta el final, y hagamos que de esto salga la historia más romántica que pueda salir, que acabe con el pacto del beso y olvidemos los alrededores. Yo no veo el amor, pero existen los sentimientos. No lo obligues a quedarse, sácalo fuera y déjalo que fluya. Yo haré lo mismo, dejaré que mi amor corra por tí tanto como los peces por el río.

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