sábado, 29 de septiembre de 2012

¿Y qué...?

¿Y qué si mi vida se rodea de tí y de tus cosas?
¿Y qué si mi cerebro solo entiende de tus palabras?
¿Y qué si mi corazón está compuesto por tus pedazos y los míos?
¿Y qué si mis labios solo me piden tus besos?
¿Y qué si mis brazos solo saben rodear a tu cintura?
¿Y qué si mis ojos graban tu imagen y la envían a mi mente para no olvidarte?
¿Y qué si mis piernas están hechas para caminar solamente a tu lado?
¿Y qué si mis manos solo me piden agarrar a las tuyas y no soltarlas jamás?
¿Y qué si mi pecho quiere que apoyes tu cabeza sobre él para escuchar al corazón?
¿Y qué si mis orejas solo saben escuchar a tu melódica voz?
¿Y qué si mis dedos solo están aconstumbrados a pasar por tu espalda lentamente para dibujar corazones?
¿Y qué si mi nariz solo sabe oler tu aroma tan dulce?
¿Y qué si mis uñas sufrían los tiempos de espera que me hacías esperar?
¿Y qué si mi brazo era tu almohada en algunas noches?
¿Y qué si mi hombro era un apoyo en el que podías llorar?
Dime, ¿y qué si todo lo que tengo es gracias a tí? No puedo negarlo.
Solo tú eras quien me ayudaba en los momentos más duros de mi vida, la que me comprendía sin yo tener que decir ninguna palabra. Eras solo tú la que sabía el momento exacto de un abrazo, o el momento perfecto para un beso. Solo tú has sabido llenar mi corazón con sentimientos y hacerme olvidar que los demás, están de más.
Solo tú has sido capaz de amarme sin prejuicios, sin importar las terceras personas y sin darle importancia a las críticas. Gracias por ser como has sido, por haberme convertido en quién hoy soy. No pido que me traigas ni el sol ni la luna, pero si pido que me lleves a las nubes con uno de tus besos. Solo uno de tus besos me hacen falta para darme cuenta que tú me has ayudado en los momentos más difíciles. Te doy las gracias por haberme servido de pañuelo de mis lágrimas, por haber sido el agua de mi sed, por haber sido el apoyo cuando me cansé de caminar, por no haberte quejado en ningún momento y por ser simplemente tú.
No hay más ciego que el que no quiere ver, aunque a mí no me hagan falta los ojos para amar, los necesito para ver la belleza tan grande que tengo cada vez que veo que estás en mi vida.
Recuérdame, así, sin más. Nunca te olvides de quien te quiso tan fuerte y de quien te quiere de verdad.

No hay comentarios:

Publicar un comentario